Viajes y tramites

La ciudad de Chamonix se asienta en uno de los valles más espectaculares de los Alpes franceses. La zona mantiene un cierto parecido con el Himalaya: el Mont Blanc está coronado por una diadema de nubes y destaca sobre los glaciares de grietas profundas que dominan la zona.

A finales de la primavera y el verano, los glaciares y la nieve de las altas cumbres sirven como telón de fondo para las praderas y las laderas cubiertas con flores salvajes, arbustos y árboles. Ésta es la mejor época para hacer excursiones; en invierno, los viajeros pueden aprovechar los más de doscientos kilómetros de pistas de esquí para descender las montañas o practicar esquí de fondo.

No se puede dejar de visitar la Aiguille du Midi, una solitaria aguja de roca situada a varios kilómetros de la cima del Mont Blanc, que se extiende por los glaciares y los campos nevados. Es fácil acceder a ella, y las vistas panorámicas son dignas de una postal.

Otro placer es el paseo que ofrece el teleférico, con paradas en los puntos más populares para el esquí y el excursionismo.

El segundo glaciar más grande de los Alpes es el Mer de Glace ; mide 14 km de largo y 1.800 m de ancho, y tiene hasta 400 m de profundidad. Para contemplar mejor el glaciar desde dentro, es posible hacer una ruta por una cueva de hielo que se esculpe cada primavera.

También hay un tren que sube hasta los 1.915 m y un gran número de pistas que, por su peligrosidad, no deben utilizarse sin el equipamiento adecuado y sin un guía.

Otras actividades que pueden llevarse a cabo en la zona son el ciclismo de montaña, el parapente y el patinaje sobre hielo; también es posible bajar en trineo por una reluciente pendiente de las pistas de verano.

La ciudad suiza de Martigny sólo se encuentra 40 km al norte de Chamonix, dato importante para los que deseen cruzar la frontera para reparar el reloj o comprar chocolate.

Teleferico de Chamonix