Entornos de cordilleras, salares, géiseres y antiguos yacimientos arqueológicos, son parte de los atractivos únicos que deslumbran a quienes realizan viajes a San Pedro de Atacama, un mágico poblado situado en medio del desierto más seco del planeta, a 2.400 metros sobre el nivel del mar.
¿Cómo viajar a San Pedro de Atacama? ¿Cuándo ir? ¿Qué hacer? ¿Qué ver? Descúbrelo en la siguiente Guía de viajes a San Pedro de Atacama 2019.
¿Cómo viajar?
Viajes a San Pedro de Atacama en avión: Para realizar viajes a San Pedro de Atacama en avión, es necesario tomar vuelos al Aeropuerto Internacional El Loa, situado a 6 kilómetros de Calama. Desde esta ciudad se pueden tomar transfers directos a San Pedro de Atacama (previa reserva) o transfers a Calama, desde donde salen frecuentemente buses a San Pedro de Atacama. Ambas localidades están a 104 kilómetros de distancia.
Viajes a San Pedro de Atacama en bus: Desde distintas localidades de Chile y países limítrofes salen buses a San Pedro de Atacama. Los provenientes de Chile, en general hacen escala en la ciudad de Calama, mientras que desde otros países, el recorrido dependerá del destino de origen, encontrándose buses desde Tacna, La Paz, Uyuni, Salta, Jujuy y Susquez.
Viajes a San Pedro de Atacama en auto: Desde ciudades chilenas el trayecto se debe realizar por Ruta 5 hasta Calama, localidad desde donde se debe tomar la Ruta 23, que comunica con San Pedro de Atacama.
¿Cuándo ir?
Temporada primavera – verano (octubre a marzo): Esta temporada es la que congrega mayor visitantes a San Pedro de Atacama, caracterizándose por temperaturas más calurosas, menor oscilación térmica y algunas precipitaciones ocasionales entre enero y abril, resultantes del fenómeno conocido como invierno boliviano o altiplánico.
Entre los acontecimientos destacables de esta época, vale mencionar, la famosa Fiesta de la Candelaria (31 de enero al 3 febrero) y el Santo Carnaval, celebrado siete semanas antes de la Semana Santa (finales de febrero o inicios de marzo).
Temporada otoño – invierno (abril a septiembre): Esta época, se caracteriza por una mayor oscilación térmica, noches bastante más frías, ausencia total de precipitaciones y cielos siempre despejados, permitiendo admirar mejor las estrellas.
En general, otoño e invierno, se enmarcan en temporada baja, teniendo ello el atractivo, de la disminución de los precios de los servicios turísticos y la menor afluencia de turistas, configurando una época ideal para quienes prefieran la soledad y busquen ahorrar